La llamada guerra de Secesión, o guerra civil de Estados Unidos, duró cuatro años -desde 1861 a 1865-, y se ha convertido en uno de los sucesos históricos más relevantes para la corta historia del país americano y, por ende, uno de los más conocidos en el mundo entero por la masiva exportación de su cultura y productos. Abraham Lincoln se convirtió en una figura recordada mundialmente y tanto él como el conflicto entre el norte y el sur por la abolición de la esclavitud ha inspirado numerosos libros, películas, y, como no, videojuegos.

Lo que no era tan previsible es que dicho conflicto fuese protagonista de un comic belga que vio la luz en 1968 y que mezclaba el sinsabor de la guerra con cierto tono humorístico, Les tuniques bleues, de Raoul Caouvin –Spirou y Fantasio, y que gozó del suficiente éxito como para trascender sus fronteras y ser publicado en España a partir de 1985.

Menos probable aún, era pensar que, entre los numerosos juegos basados en dicho conflicto estadounidense, uno fuese a estar basado en dicho comic belga, lo cual se explica porque la encargada, en 1989, de traernos tal aproximación a la guerra a través del comic, fuera la francesa Microids.

North & South fue lanzado originalmente para Amiga y Atari ST, y posteriormente portado por la también francesa Infogrames a NES, MSX, Amstrad CPC, Commodore 64, ZX Spectrum y Pc. En él, debíamos elegir bando, entre los estados Confederados pro-esclavismo del sur, comandados por el cabo Blutch, o los estados de la Union pro-abolicionistas liderados por el sargento Cornelius M. Chesterfield. Y, cual juego de tablero, llevar a nuestro bando al control total del mapa y, con ello, a la victoria.

Poco ha cambiado en el fondo este remake, más allá del aspecto técnico. Desarrollado por Appeal Studios –Outcast Second Contact– para Microids y lanzado en Nintendo Switch, Sony PlayStation 4, Microsoft XBOX One y Pc, se han limitado a darle un pequeño lavado de cara, con algún añadido no del todo bien resuelto, y a mantener todo lo demás.

Para empezar, deberemos elegir el año del conflicto que queremos afrontar, que se irán desbloqueando a medida que vayamos superando los anteriores. Una vez seleccionado bando y año, pasaremos a un mapa que nos señalarán los estados de Estados Unidos en juego, cada bando con una posición inicial y unas tropas iniciales. En esta vista, nuestras tropas se representarán por un simple soldado que podremos mover, una vez por turno, a los estados aledaños.

El objetivo de la partida es simple: O bien consigues controlar todos los fuertes, repartidos a lo largo del mapa, o bien derrotas totalmente al ejército enemigo tomando todos sus territorios de paso. A priori, se podría decir que nos encontramos ante un juego de estrategia similar al Risk, con ciertos añadidos jugables para hacerlo más interactivo, resultando en una suerte de tres estilos de juego en uno.

En este mapa, además de movernos, deberemos gestionar nuestra estrategia. Controlar fuertes nos pone en posesión de las vías ferroviarias, lo cual nos generará recursos a cada turno. Estos recursos podremos invertirlos en reclutamiento de nuevas tropas, o diversas protecciones contra inclemencias del juego ajenas al jugador contrario como son la presencia de tormentas, que nos impedirán movernos libremente en nuestro turno, o el encuentro con los indios, que estarán libremente repartidos y atacarán indistintamente a los integrantes de ambos bandos.

También podremos controlar el estado en el que se encuentre el puerto, el cual nos provendrá directamente de tropas adicionales. Tropas que, en todo caso, podremos ir repartiendo por el mapa, o reunir con otras ya existentes para reforzar nuestros batallones a la hora de entrar en lucha con los ejércitos enemigos.

Y es que aquí viene el segundo sabor del juego. Una vez que entremos en contacto con tropas enemigas, sea porque entramos en un estado controlado por el enemigo y con tropas en el mismo, o bien porque sean ellos los que lo hagan, se iniciará la batalla en forma de juego de estrategia en tiempo real.

Se abrirá una vista aleatoria con diversos objetos que pueden servir de defensa y ocultación de tropas, y simplemente deberemos escoger qué tropas controlamos entre los cañones que pueden disparar a distancia mayor cuanto más pulsemos el botón, la caballería que puede atacar cuerpo a cuerpo con sus sables, o los soldados rasos que pueden disparar, pero solo en línea recta. Para alternar el control de un tipo de tropas a otros, deberemos hacerlo pulsando los gatillos, y para realizar la acción respectiva también pulsar un botón. En ningún momento las tropas actuarán por su cuenta, de forma que si estamos moviendo un grupo y los contendientes disparan hacia otra de nuestras tropas, si no cambiamos rápido o no podemos hacerlo porque estemos en mal lugar, asistiremos impasibles a la masacre de nuestra gente sin que muevan un dedo por contraatacar.

Esta mecánica, que hoy día puede parecer limitada y simple, es heredera de la original, que en su día tenía cierto sentido, pero hoy puede considerarse algo absurda. No obstante, propicia que las batallas sean rápidas y no se eternicen.

El tercer tipo de juego entra en escena cuando dicho contacto, en lugar de en un estado, digamos limpio, ocurre en un estado con un fuerte o si tenemos nuestras tropas en un estado con una vía ferroviaria en el momento en el que pasa el tren. En ese momento, el juego pasa a convertirse en un shooter en primera persona, donde deberemos tomar o defender el fuerte y, en el caso del tren, llegar a la locomotora o evitar que el enemigo lo haga.

Esta parte, que podría haber sido muy atractiva, está resuelta de forma algo tosca por el control escogido y porque su vertiente técnica desluce bastante con una repetición excesiva de los modelados de los enemigos, unos compañeros que apenas están para figurar, y unos escenarios desangelados. La dificultad además varía mucho en ambos escenarios, siendo la toma del tren muy fácil al ser siempre prácticamente igual y predecible, y más compleja la toma de los fuertes al poder vernos rodeados y con envites constantes por los enemigos, mientras nuestros compañeros podrían no estar perfectamente, y nos peleamos con el control para disparar mientras ellos casi siempre dan en el blanco.

Y es que, aunque se puede entender que se busque una estética fiel al comic original, se podría haber dotado a los escenarios de dicha parte de más vida y detalle, así como haberse molestado en tener más de dos modelos de personaje contra los que batirnos.

Da, en general, la sensación de poco pulido, con unas cargas muy largas entre los tres tipos de juego, para lo sencillo que es lo que vamos a encontrarnos luego, e incluso algunos bugs que nos hacen leer textos en italiano cuando deberíamos verlo en perfecto castellano.

Concluyendo, Bluecoats: North and South coge el juego original y le da un lavado de cara, pero pequeño. Añade las partes en primera persona, sin haberlas trabajado mucho, y mantiene estética, sonido, y jugabilidad, que recuerdan totalmente al original, quedándose un poco en terreno de nadie. Durante las aproximadamente 5h de juego que puede darnos planteadas de forma lineal, tendremos variedad, y nos entretendremos si nos gusta la propuesta, pero nos dará la sensación de que se han quedado cortos en la propuesta.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Meridiem Games