La luz y la oscuridad son las dos caras de una misma moneda, y este concepto tan clásico como sencillo es el que le da la vida a The Sojourn. Este juego de puzles, obra del estudio indie Sifhting Tides, hace un uso bastante inteligente de la dualidad de este concepto para presentarnos un bello mundo onírico por el que iremos avanzando como si de la vida se tratase. Para ello tendremos que pasar del mundo de la luz al mundo de la oscuridad continuamente para poder usar las herramientas puestas a nuestro alcance con la finalidad de poder resolver el desafío planteado y poder continuar hasta el siguiente.

Nada más empezar veremos un mundo que nos invitará a perdernos en él, aunque pronto descubriremos que poco o nada podremos explorar, y que la estructura real del juego es lineal, por fases, y estas fases estarán divididas en niveles que forman en si un puzle a resolver, aunque de forma más clara y concisa, podríamos decir que cada fase se compone de un número de salas interconectadas donde tendremos que resolver el desafío presentado para poder salir de esta sala e ir a la siguiente. Para poder resolver estos puzles o desafíos contaremos con una serie de mecánicas jugables y el uso de la luz y la oscuridad.

La forma en la que usaremos estos dos elementos será cambiando entre mundos, el mundo de la luz y el mundo de la oscuridad, a través de unos portales. Cada uno de los dos mundos es casi idéntico al otro, aunque generalmente es en el mundo de la oscuridad donde haremos las acciones y en el que tendremos una limitación de tiempo unida al movimiento, y en el mundo de la luz donde veremos las consecuencias. Esta dualidad da bastante juego y la mecánica se siente fresca al menos al principio. Conforme avancemos, iremos adquiriendo habilidades que nos permitirán avanzar de nivel en nivel resolviendo los problemas planteados para el avance. Las mecánicas son bastante ingeniosas, como por ejemplo usar estatuas de teletransporte para cruzar algún abismo o pulsar un interruptor, reconstruir secciones de suelo o escaleras y puentes derruidos mediante notas musicales o construir caminos de oscuridad a través de proyectores.

Hasta ahora, todo lo que ofrece The Sojourn suena bien, y seguro que el estudio creador usó obras como The Witness como referencia e inspiración, pues al igual que la obra de Jonathan Blow, el juego ha incluido un críptico hilo narrativo para darle un trasfondo y sentido al conjunto de puzles y desafíos. Un argumento bastante efímero, con un mensaje bastante subjetivo, y probablemente carente del interés del jugador, aunque hay que agradecer de ser poco invasivo y reducirse a ciertos mensajes metafóricos al principio de las fases y durante los niveles para que saquemos nuestras propias conclusiones.

A la hora de enfrentarnos a los desafíos, al comienzo del juego iremos aprendiendo todas las posibles acciones a nuestro alcance, y la línea de aprendizaje es bastante honesta al principio, algunos puzles nos harán pensar, pero nada que finalmente no pueda ser solucionado, generalmente de una única forma posible, aunque algunos puzles tendrán un objetivo extra que es el de conseguir solucionarlo de una forma opuesta a la forma lógica, para poder conseguir un pergamino, el coleccionable del juego. Obviamente, conseguir el reto de los pergaminos, sube la dificultad bastante al tener que dar con la forma concreta de obtenerlos, a veces bastante rebuscada.

También tendremos desafíos extra en forma de side quests donde la dificultad sí que se eleva, y el juego deja de ser justo, de forma que la resolución de los puzles pasa a ser compleja y en ocasiones, poco ortodoxa. Estas resoluciones poco ortodoxas también se transportarán a la parte principal desgraciadamente, sobre todo conforme avancemos, no tengamos nuevas mecánicas que descubrir, el argumento no tire de nosotros, y el juego se alargue en base a la repetición de puzles y situaciones que ya hayamos resuelto.

El apartado audiovisual de The Sojourn no deja indiferente a nadie, el juego es artísticamente bonito y colorido, hay que reconocerlo, aunque hay elementos, sobre todo las construcciones, que usan los mismos assets todo el tiempo, dando la sensación de estar a veces más delante de una demo técnica de las capacidades de un motor gráfico, que de un juego, sin embargo esta es una apreciación personal, y el juego esta artísticamente muy bien conseguido con un estilo geométrico. Técnicamente el juego exige poco a las máquinas en las que se ha lanzado, en todo caso destacar los efectos de luz, o la iluminación al pasar de luz a oscuridad y como influye en el cambio del mismo escenario donde nos encontremos.

Para el apartado sonoro, lamentablemente tenemos que decir que se ha perdido una oportunidad de oro para subir enteros, un juego de puzles se hubiera prestado a unas melodías más relajantes, evocadoras, o inspiradas, sin embargo nos acompañarán unas melodías ambientales bastante genéricas y nada destacables, que acompañan al juego adecuadamente, pero son bastante olvidables y no las recordaremos posteriormente.

Debo comentar que he sufrido un pequeño fallo o bug en la edición analizada de PlayStation 4, o eso creo. Al dejar el mando quieto y no tocarlo, he seguido avanzando muy lentamente de forma constante hasta caer por un abismo. Realicé pruebas de reinicio, y probé el mando en otros juegos para descartar un fallo de este, pero todo indica que es un problema del juego. Si esto es así, imagino que Shifting Tiles lo sabe y lo corregirá mediante un parche, de todos modos no voy a contemplar este fallo para la calificación final.

The Sojourn es un interesante juego de puzles que va de más a menos. La presentación es buena, el hecho de tener un argumento conductor ayuda, aunque sea tan difuminado, y el mensaje que encierra tan subjetivo, pero al poco de destapar todas sus mecánicas al principio del juego, solo queda más y más de lo mismo, y a su esotérica línea argumental le falta fuelle para que no nos haga mella la repetitividad. Es cierto que los desafíos extra, de gran dificultad, o la consecución de los pergaminos pueden ser un aliciente, pero ni incluso así, perderemos la sensación de que el juego se ha estirado innecesariamente.

A pesar de todo, unos desafíos con planteamientos en ocasiones brillantes, y un interesante uso de la luz y la oscuridad como mundos paralelos de los que tendremos que cambiar de uno a otro constantemente, son un soplo de aire fresco que al principio nos van a cautivar. Y el apartado artístico colabora en querer sumergirnos en el mundo onírico de The Sojourn, colorido, imaginativo, plástico, de cierta belleza, que se podría haber enriquecido de una banda sonora con más ambición que las melodías ambientales que finalmente nos acompañan.

Si tus juegos favoritos son los puzles, y además te gusta que tengan un hilo argumental que de una estructura al juego, pero que no sea invasivo y pueda ser ignorado sin mayor problema en caso de querer concentrarte en los desafíos del juego, The Sojourn seguramente se merezca una oportunidad. Algunos de sus desafíos son bastante originales y nos darán trabajo, lo cual es gratificante, aunque la dificultad general, no llega a cotas muy difíciles, al menos en la aventura principal. Los desafíos extra son harina de otro costal, y la dificultad sí será más elevada en ellos, aunque no tendrán más recompensa que el orgullo de haberlos podido superar.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Evolve PR