Definitivamente Capcom se ha puesto seria con eso de traer de vuelta sus sagas más famosas del pasado: ya lo hizo con Mega Man 11, también con la nueva entrega de Devil may Cry y ahora lo hace con otra de sus obras más populares y solicitadas, Onimusha Warlords, que llega de forma remasterizada a todas las plataformas actuales.

Onimusha es una de las franquicias más populares de Capcom. Publicada a escasos meses del lanzamiento de Playstation 2 en el 2001, la primera entrega adquirió la suficiente popularidad como para desarrollar varias secuelas y spin offs, siendo la última entrega importante Onimusha: Dawn of Dreams en el año 2006 -si no contamos juegos para móviles que salieron posteriormente-. Desde entonces, son muchos los fans que han pedido su regreso y una nueva entrega, pero Capcom ha decidido remasterizar este primer juego como globo sonda para ver si sigue habiendo auténtico interés real a día de hoy.

En Onimusha Warlords tomamos el rol de Samanosuke, un ronin que se encuentra en una colina en plena batalla contra el emperador Oda Nobunaga, la cual se salda con la muerte de este a causa de una flecha. Un año más tarde, Nobunaga regresa a la vida gracias a un pacto con los demonios y empieza a infestar la tierra de horribles monstruos. Le toca a Samanosuke acabar con él, librar la tierra de los demonios y rescatar a la princesa Yuki que ha sido secuestrada.

Estamos ante un juego de acción de cámaras fijas en el que tendremos que combatir contra enemigos con nuestra espada y recorrer un enorme castillo, todo ello mientras conseguimos llaves y objetos que nos permitan abrir nuevos caminos. Si os recuerda a algún juego en concreto no vais mal encaminados, pues la inspiración de los primeros Resident Evil es muy clara y obvia -incluso dispondremos de las famosas hierbas verdes como forma de curación-, siendo prácticamente un calco de la franquicia de zombis pero ambientada en el Japón feudal.

En cuanto a las novedades de esta versión remasterizada, las principales son el aumento de la resolución hasta los 1080p como cabía esperar, formato panorámico 16:9, un nuevo tipo de control y ante todo traducción oficial a español, ya que el original llegó a nuestro país en completo inglés. No son todas las novedades de este remaster, pero me guardaré el resto para comentarlas más adelante en sus respectivos apartados.

Como dijimos anteriormente, se trata de un juego de acción en 3D en el que combate tiene bastante peso -hay incluso quien lo considera la «semilla» de los hack’n slash-, contando con un botón para atacar y otro para defendernos. Esto último, si bien nos sirve de ayuda la mayoría de las veces, hay ocasiones en las que la animación no comienza a tiempo y nos comeremos varios golpes enemigos.

Contamos también con un artefacto en nuestro brazo que nos permite recolectar almas: al matar a un enemigo, su alma saldrá volando y debemos pulsar un botón para atraerla hacia nosotros -si no nos interrumpen los numerosos enemigos-. Esto sirve para mejorar las diversas armas que encontraremos a lo largo del juego, lo cual no es solo importante sino obligatorio, ya que sirve para abrir puertas cerradas que necesitan de cierto nivel de cada espada para ser abiertas.

El tipo de control es otra de las características que han cambiado. Ahora podemos mover el joystick en cualquier dirección y nuestro personaje se desplazará hacia allí inmediatamente, nada que ver con el antiguo control comúnmente llamado tipo tanque –donde el personaje tenía que girar sobre su propio eje para cambiar de dirección- que tenía el original. Sin embargo el nuevo control no es preciso del todo, no está bien implementado y en muchas ocasiones el personaje se moverá hacia otro lado aunque estemos pulsando otra dirección distinta. Esto se da especialmente cuando se produce un cambio de plano a causa del sistema de cámaras fijas, siendo a veces incluso más recomendable utilizar el control tipo tanque para más precisión, el cual está asignado por defecto a la cruceta.

Otra de las mejoras que ha recibido se da en la accesibilidad, ahora es posible alternar entre las diferentes espadas con tan solo pulsar un botón, al contrario que antiguamente donde había que acceder al inventario y seleccionarlas desde ahí, con el cansancio y la pérdida de tiempo que eso suponía. El uso de las armas secundarias se mantiene igual, teniendo que utilizar una combinación de botones poco intuitiva que muchas veces nos inducirá a error y nos dejará vendidos en los peores momentos.

Samanosuke no será el único personaje controlable: en ocasiones tomaremos el control de Kaede, una kunoichi compañera de nuestro protagonista que también forma parte de la misión de rescate. Lo cierto es que el manejo de Kaede se ve limitado a unos pocos tramos y como simple extra para darle algo de variedad, ya que no cuenta con la opción de absorber almas ni de abrir puertas selladas -incluso se volverán a cerrar las ya abiertas si intentamos entrar con ella-. Esto no quiere decir que haya que restarle importancia, ya que toma un rol importante en la trama y salvará a Samanosuke de más de una muerte segura.

En el apartado gráfico, se ha remasterizado el juego hasta los 1080p y a los 60 fps, incluso se ha aumentado la resolución de los fondos pre-renderizados. En cuanto a las animaciones, estamos ante uno de los pioneros en estandarizar la captura de movimiento, aunque de forma un poco primitiva y brusca, sin la suavidad que se ha ido logrando con el paso de los años. Es un poco difícil de explicar, pero basta con ver cualquiera de las cinemáticas ingame para darse cuenta de ello.

De igual importancia es el cambio sufrido en el apartado de sonido, donde la banda sonora ha sido sustituida por otra completamente nueva sin que quede ni rastro de la original. Esto no es malo de por sí, ya que el nuevo repertorio está más que a la altura y es bastante convincente, con unas melodías de temática japonesa que se adaptan perfectamente a cada situación, pero los amantes de las canciones originales quizás se puedan sentir decepcionados. En cuanto al doblaje, por primera vez contamos con selección de voces y nos dejan escoger entre doblaje inglés o japonés, con subtítulos en español también como novedad.

Como defecto hay que decir que el juego es corto, en unas 4 o 5 horas podremos estar viendo los créditos, eso sumado a que no hay muchos motivos para rejugarlo más allá de hacerlo en una nueva dificultad o conseguir algunos desbloqueables estéticos. No hay modos de juegos extra de peso o secretos relevantes, sin embargo contamos con un sistema de puntuación en el que, dependiendo de cómo haya sido nuestra partida, obtendremos un rango que va desde D hasta S, similar al de Resident Evil 2, así que si sois amantes de los retos autoimpuestos esto os va a venir como anillo al pelo.

Onimusha Warlords es un claro hijo de su tiempo, para bien o para mal. A pesar de que es perfectamente jugable y disfrutable a día de hoy, se le notan algunas de sus costuras y mecánicas desfasadas -algo lógico en un juego de hace 18 años-. Como remaster la verdad es que hay poco que reprocharle, ya que todos los defectos que fueron criticados en su momento han sido resueltos. Aun así, cuesta comprender por qué no se han decidido a lanzar un recopilatorio de las tres entregas originales y nos dejan solamente con este primer juego, y más teniendo en cuenta que sale a la venta a un precio de 20€. Seguiremos esperando a ver si con el tiempo nos obsequien con remasterizaciones del resto de juegos, o incluso con un nuevo proyecto si hay suerte.