Aunque Cuphead no es ninguna novedad, en 33bits hemos querido incorporar la reseña de este notable indie aprovechando que Meridiem Games acaba de lanzar en formato físico las versiones de Xbox One, PlayStation 4 y Nintendo Switch, en una edición inmejorable que incluye la expansión Delicious Last Course, seis historietas coleccionables de Cuphead, una tarjeta de miembro del Club Cuphead, y un arte interior exclusivo del Studio MDHR. Lo que comenzó como un juego exclusivo para PC y Xbox One -lo que ahora llaman ecosistema Xbox-, ha acabado siendo un juego multiplataforma de pleno derecho, con versiones en los sistemas de Sony y Nintendo.

Si por algo destaca Cuphead es por su apartado gráfico y artístico tan característico y sorprendente, pero antes de abordar esta parte, toca presentar el juego y su jugabilidad. Estamos ante un juego en dos dimensiones con una jugabilidad estilo run & gun y que se divide en dos tipos de niveles distintos en los que profundizaremos en un momento. Studio MDHR, un estudio fundado en Canada por los hermanos Chad y Jared Moldenhauer han querido que a la apariencia clásica del título se le uniera una jugabilidad también de corte clásico, aunque requiriendo grandes dosis de habilidad ante la creciente dificultad que atesora el título.

Aunque realmente el juego tiene una estructura bastante definida, también cuenta una historia, que si bien es muy básica y previsible, justifica el avance correctamente. Cuphead y su hermano Mugman un buen día se alejan de casa y acaban encontrando un casino en un mal barrio. Ellos no lo saben pero están en el Casino del Diablo, donde después de una racha ganadora el mismo Diablo les ofrece una apuesta final, si ganan se llevan todo el dinero, si pierden, pierden sus almas. Como no podría ser de otro modo, el Diablo gana, pero le da a los hermanos la oportunidad de redimirse, tienen que recolectar las almas de los deudores huidos que tiene el Diablo .

Y aunque la tarea parece sencilla, no nos podemos ni imaginar el camino que nos espera, con un mapeado central formador por tres islas que da acceso a dos tipos de niveles, niveles de avance con una mecánica puramente run & gun y niveles de batallas contra jefes. Niveles run & gun solo tendremos 6, y realmente su función es la de recolectar monedas que poder usar en la tienda para conseguir ítems varios, pero la verdadera esencia del juego son los encuentros con jefes, de los que podemos contar hasta 18 y que forman el verdadero núcleo del juego. Y estos enfrentamientos no serán nada fáciles y van a poner a prueba nuestras habilidades hasta sus límites. Podremos jugar al juego a un solo jugador o a dos jugadores.

Dejando a un lado los niveles de acción normales donde simplemente deberemos de llegar al final del nivel disparando a todo lo que se mueva, vamos a centrarnos en los numerosos combates con jefes, el auténtico propósito del juego y la idea inicial del título según se dijo por el propio estudio. Para enfrentarlos tendremos de inicio dos niveles de dificultad, el fácil -no confiarse con la denominación- y el normal. A todos los efectos el modo fácil sirve para practicar, aprender patrones y poco más, pues la historia -la consecución de las almas de los deudores- solo avanza superando a los jefes en modo normal.

Y si en modo fácil a veces se nos puede complicar la situación, en el normal aumenta bastante la vitalidad del enemigo y sus ataques pese a seguir patrones reconocibles, estos pasan a ser aleatorios, con lo que ya no solo tendremos que aprender estos patrones de cada enemigo, sino tener habilidad para responder en un instante a cualquiera de ellos. Por lo general los enfrentamientos contra los jefes se dividen en etapas donde estos cambian totalmente el repertorio de ataques. Con todo lo que vamos explicando da la sensación que Cuphead es un juego difícil, y así es, cada enemigo nos llevará varios intentos hasta que podamos dominar el combate y acabar con ellos.

Pero sin duda lo que más llama la atención de Cuphead es el apartado audiovisual. Diseñado al estilo de las obras de animación de Fleischer y Disney de la década de 1930, el resultado es totalmente encantador, evocador y carismático. Todo alcanza una calidad y fidelidad altísima, desde sus personajes animados dibujados a mano hasta su aspecto cinematográfico deliberadamente borroso y con grano, como si la imagen proviniera de un proyector de la época, hasta su fantástica banda sonora estilo jazz y orquesta de jazz que reafirman un apartado audiovisual de 10.

Para completar el título, tenemos además la expansión The Delicious Last Course incluida en esta edición en físico. Este DLC propone una nueva aventura en una cuarta isla, nuevas habilidades, 6 jefes adicionales y un nuevo personaje jugable, Miss Chalice, que difiere de Cuphead y Mugman en su manejo y podrá ser usada también en el juego original. Cuphead es ya por derecho propio un clásico moderno que todos los amantes de los run & gun y juegos de acción y plataformas de habilidad extrema deberían de jugar, y también el usuario menos especializado, pues el modo fácil de los jefes nos permite prácticar y poco a poco aprender y mejorar para afrontar el reto.

 


Este análisis ha sido realizado en Nintendo Switch mediante una copia cedida por Meridiem Games