Desde prácticamente el principio de la historia de los videojuegos, la ciencia ficción ha sido un tema recurrente y fuente de inspiración. Se ha abordado la temática de todas las formas posibles a lo largo de los años, y aun así, a día de hoy es un tema recurrente y fresco. Out There: Ω The Alliance es una epopeya espacial firmada por Mi-Clos Studio, una oda a la ciencia ficción del espacio profundo que promete hacérnoslo pasar mal, pero también que no queramos dejar de intentarlo.

Out There, como otros muchos juegos, hizo su camino del mercado de los smartphones al del PC y videoconsolas domésticas, Nintendo Switch en este caso, y esto es algo que es más común cada día y no debe asustarnos, pues el juego ya contaba con la calidad suficiente para dar el salto, y lo ha hecho con bastante contenido extra. Además, para la versión que estamos analizando para la híbrida de Nintendo, lanzada recientemente, se ha elegido la versión del juego más completa posible, subtitulada The Alliance, con nuevas misiones, naves, tecnología, planetas y un final adicional.

En esta odisea espacial, encarnaremos a un astronauta que tiene por misión explorar Ganimedes, una de las lunas de Júpiter, en busca de recursos que ayuden a la humanidad, a punto de colapsar en el siglo 22. El problema es cuando nos despertamos de la criogenización y no estamos donde debemos, sino en una galaxia lejana a la nuestra, totalmente desorientados, con muchas preguntas y pocas respuestas. En este momento empieza nuestra aventura, un viaje a casa en el que además tendremos que ir descubriendo el por qué de esta situación, y que papel jugamos en todo esto.

En principio la premisa puede parecer sencilla, pero no nos engañemos, el espacio es cruel, y nuestra nave, el nómada, requiere más atención de la que nos gustaría, por lo que muy pronto nuestra aventura se convertirá en un viaje de supervivencia donde vamos a llevar todas las de perder. Ya desde el principio del juego, se nos pregunta si queremos que cuando muramos en la partida, nuestra nave quede a la deriva con su cargamento, para que en la próxima partida, si decidimos seguir en el mismo universo, podamos encontrarla y recuperar su carga. Es toda una declaración de intenciones si desde el principio ya nos mencionan la muerte.

Nuestra primera nave, el nómada, de como la gestionamos depende nuestro éxito o fracaso.

En cada partida se generará el universo del juego de forma procedural, teniendo la opción de continuar en el mismo universo al morir, o empezar en uno nuevo. Estos elementos roguelike tan de moda, harán que nunca tengamos dos partidas iguales, pero también sumarán un componente aleatorio al juego que tendremos que aprender a sobreponernos a él si queremos tener éxito, pues como hemos dicho anteriormente esto es un viaje de supervivencia y cualquier error o mala decisión es fatal.

Nuestra nave contará con una serie de espacios que podremos rellenar con materiales, recursos o tecnologías, y como repartamos el espacio es cosa nuestra. A su vez las variables esenciales son tres: oxígeno, combustible y el casco de la nave. Conforme vayamos avanzando, nuestro astronauta irá consumiendo oxígeno, por lo que deberemos reabastecerlo en planetas con atmósfera respirable. El combustible alimenta nuestra nave, y aunque se puede conseguir de varias formas, al principio lo haremos de estrellas cercanas. Finalmente cada vez que entremos a la atmósfera de un planeta, nuestro casco sufrirá daños para el que necesitaremos hierro y otros minerales para reparar, y esto se consigue en algunos planetas. Si cualquiera de estas variables llega a cero, se acabó la partida.

Y con estos elementos ya lo tenemos casi todo, tendremos que ir saltando de sistema a sistema totalmente a ciegas, sin saber que vamos a encontrar, mientras gestionamos nuestros recursos, con la constante amenaza de que una mala decisión haga que acabemos en un sistema estéril donde no podamos aprovisionarnos y nuestras reservas se agoten y no podamos continuar. Y esta será la dinámica de nuestras primeras partidas, porque Out There: Ω The Alliance te lo pone así de crudo desde el principio, pero a pesar de ello, aprenderemos y cada vez llegaremos más y más lejos.

Pero hay más. Si esto fuera ir de sistema en sistema a ciegas para ver hasta donde llegamos, sería bastante aburrido, pero afortunadamente hay muchos más elementos. Para empezar, hay varias naves que podremos conseguir en determinados momentos, donde tendremos que decidir si seguimos con la actual o cambiamos a la nueva. Por supuesto cada nave tiene sus características propias, sus ventajas y sus desventajas, por lo que tendremos que elegir sabiamente. Además en nuestra nave podremos ir equipando tecnologías que nos darán ciertas ventajas, pero estas tecnologías habrá que aprenderlas, desarrollarlas con materiales conseguidos en ciertos planetas, y ocuparán espacio en la nave. Y la forma de aprender estas tecnologías será contactando con civilizaciones alienígenas, que podrán ser amigables, neutrales, u hostiles.

Tendremos que visitar planetas en busca de recursos para sobrevivir y materiales para desarrollar nuevas tecnologías.

Out There: Ω The Alliance muestra un apartado artístico muy peculiar. Técnicamente poco o nada podemos decir, pues el juego se basa básicamente en imágenes 2D estáticas, al menos para los fondos, pero su fuerte reside en su estética, porque para una historia de ciencia ficción espacial clásica, el estilo escogido no podría haber sido más adecuado. Así pues, todo, desde fondos, el diseño de la nave, o los personajes que aparecen en las viñetas junto a los cuadros de diálogo, seguirán un marcado estilo de comic de los años 30, un estilo fiel a la literatura pulp que tanto recurría a la ciencia ficción en su día, y que en este juego crea una simbiosis perfecta con el resto de los apartados.

Para la banda sonora no se podría haber elegido mejor, Siddhartha Barnhoorn, también autor de las bandas sonoras de Antichamber, The Stanley Parable, o de PLANET ALPHA, entre otras, firma unos temas de corte ambiental que encajan perfectamente con el resto de la aventura y que dará una mayor ambientación de ciencia ficción al ya de por si acertado apartado artístico. Los sonidos FX son correctos aunque lógicamente debido a la representación del juego, no son tan abundantes y no se requiere un gran elenco.

Entraremos en contacto con especies alienígenas, que podrán ser amigables, neutrales, u hostiles, y que podrían enseñarnos nuevas tecnologías.

Concluyendo, Out There: Ω The Alliance es una gran apuesta en el marco de la ciencia ficción. Tiene todos los ingredientes necesarios para hacernos disfrutar durante horas a pesar de la elevada dificultad inicial, pero nuestro aprendizaje entre fracaso y fracaso nos permitirá avanzar cada vez más y seguir indagando en el argumento, que a pesar de nombrarlo anteriormente de pasada, lo tiene, y con cuatro posibles finales en función de nuestras decisiones.

Cada partida es más satisfactoria debido a ir depurando nuestra forma de jugar y optimizando nuestras decisiones, aunque a pesar de ello, la aleatoriedad sigue ahí, y puede ser que a veces nos juegue malas pasadas, pero incluso así, será muy entretenido seguir jugándolo, pues además tiene fuertes reminiscencias a los libros de bolsillo de Elige tu propia aventura que muchos disfrutamos en nuestra juventud. Su apartado audiovisual también es un acierto y viste de lujo esta aventura de supervivencia.

A pesar de su pasado en las plataformas móviles, Out There tuvo la suficiente fuerza para dar el salto a plataformas domésticas y abrir mercado, y esperamos que el proyecto actual por capítulos de Mi-Clos Studio, Out There Chronicles, siga el mismo camino dentro de poco.

Los fondos estan realizados con ilustraciones espectaculares de gran belleza.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Raw Fury